EL QUE ES
sábado, 29 de diciembre de 2012
LOS TSUNAMIS Y DIOS
lunes, 2 de enero de 2012
JEREMÍAS Y DIOS
Después de estas palabras, la Voz dejó de hablar.
sábado, 5 de marzo de 2011
DIOS ES ÁRABE TAMBIÉN
Por más que la Biblia proclame a Dios como un Dios “lleno de ternura, lento para enojarse y siempre amoroso”, muchas de sus páginas lo pintan como un guerrero cruel y vengativo. Tuvo que darse la “revolución copernicana” de Jesús de Nazaret para que Dios guarde sus armas y aparezca definitivamente como el Dios amigo. Pero aún así, no se ha borrado del todo del inconsciente de muchos la imagen del Dios peleador. Enhorabuena. Porque a Dios siempre le ha gustado pelear. Ha peleado mucho en el pasado y sigue peleando hoy más que nunca. Pero no del lado del gordo, del grande o del fuerte, sino del lado del chico, del pequeño, del debilucho. Nunca del lado del opresor, sino del lado del oprimido.
Cuando los esclavos hebreos logran escaparse de las garras del “dios” faraón, o cuando David, el joven pastor de ovejas, derriba al “invencible” Goliat, todos reconocen allí la mano de Dios. Cuando la hermosa Judith seduce y emborracha al gran general Holofernes y luego le corta la cabeza, o cuando Ester se desmaya en presencia del temible “Rey león” para tocarle el corazón y así consigue de él que mande al primer ministro a la horca, nadie duda de dónde esas dos mujeres han sacado su fuerza.
El Dios que vive no está en los cuarteles del Estado Mayor de Mubarak, de Ben Ali, de Gadafi, sino en la Plaza Tahrir del Cairo, en las calles de Túnez, de Trípoli, de Benghazi. Está al lado y en el coraje de los que se alzan contra los generales, coroneles, presidentes y príncipes locos.
Los hay que no creen en Alá ni en la resurrección, porque se les enseñó que Dios no se mete en política, y menos aún en revoluciones. Se les enseñó que Dios es indiferente a ciertas realidades y bendice a todos, tanto a los dictadores como a sus víctimas. Se les enseñó que en situaciones en las que se juega la vida o la muerte de pueblos enteros, Dios es neutral. Que Dios no está con los que gritan y rompen vidrios.
La Biblia fue escrita para convencernos de lo contrario. Dios está del lado de la mujer que da a luz y del niño que le desgarra el vientre para nacer. Está del lado de la vida y de la libertad. Esto se llama amor. Esto es Dios.
¿Dios gana siempre? Ojalá que sí, pero no. A veces termina en una cruz. Pero tarde o temprano resucita.
martes, 25 de mayo de 2010
LA VIDA
Nada puede detener la fuerza de la vida. Nada puede ponerle límites. Ella terminará con todas las barreras que le han erigido nuestros miedos, nuestra ignorancia, nuestras inercias y nuestras sedes de poseer, de dominar y de controlar. Los controles amurallados levantados por las razas, las naciones, las religiones, las lenguas, las culturas, las ideologías y los imperios serán arrasados por la gran corriente. O no habrá más que una humanidad liberada y reconciliada, o no quedará nada de ella.
Vivir es dejarse llevar para adelante por esta poderosa correntada. No es instalarse en un fugaz instante presente, sino pensar y actuar como si el mundo estuviera por terminarse mañana. Tener la audacia de la plenitud. Tener la desenvoltura de optar por un vivir en humanidad sin barreras, sin murallas, sin límites, con la convicción de que, de todos modos, no hay nada que perder. Es dejarse atrapar por la visión de una humanidad que triunfa sobre todas sus tumbas, aunque todo parezca ser lo contrario.
O dicho de otra manera, vivir es verse, no como una semilla en descomposición, sino como un árbol en pleno proceso de ser.
¿Dios? Es la potencia de esa correntada.
Mientras no integremos esta visión, estaremos ausentes de nosotros mismos.
Estar ausentes de nosotros mismos, nos hace mucho mal y nos lleva también a hacer grandes estragos.
viernes, 23 de abril de 2010
EL ARROYO
- ¿Por qué lloras? le pregunté.
- Porque soy huérfano
- No eres huérfano, tienes un manantial.
- Todos me dicen que tengo un manantial, pero yo no lo veo.
- Si naciste, un día, es porque tuviste un manantial.
- Puede ser, pero eso fue en el pasado, ya no es así.
- Así fue y así es todavía. Uno nace en cada instante. Tu manantial no te abandona nunca, si no dejarías de existir.
- ¿Cómo sabes?...
- No tengo necesidad de verlo para saber que tu manantial existe y te da la vida en cada momento, me basta con verte.
Al Dios que no se deja ver,
Pero hay arroyos y ríos que se secan, y pueblos que nunca salen adelante. El pueblo de Dios es uno de ellos. Volviéndose hacia Dios llorando, el profeta Jeremías le pregunta por qué. Y Dios, con el dolor y la ternura de una madre, le responde: “Mi pueblo me ha abandonado a mí, que soy manantial de aguas vivas, y se ha cavado pozos, pozos agrietados que no retendrán el agua…” (Jeremias 2, 13).
Pozos agrietados…
sábado, 27 de marzo de 2010
DIOS Y EL ATEÍSMO
No es casualidad que el Evangelio insista en que es preciso dejarlo todo para seguir a Jesús y perderlo todo para encontrarlo. Y es por eso, sin duda, que a sus discípulos que buscan retenerlo, él mismo les dice: “Es mejor para ustedes que yo me vaya” (Jn 16,7).
Los discípulos tienen que atravesar la noche de la cruz y enterrar a Jesús para que despunte en ellos la conciencia de que ha comenzado para él un nuevo modo de estar en medio de ellos. De igual manera, los conceptos sobre Dios, las visiones mentales y formas exteriores que nos hemos fabricado del mundo "de arriba" deben desaparecer para que aparezca dentro de nuestro ser una visión más verdadera, más sólida, más cercana de Aquel que lo trasciende todo… Así como el alimento deja que su apariencia exterior se desintegre y se disuelva en el cuerpo para ser absorbido y convertido en energía, del mismo modo las imágenes y los dogmas que nos hemos formado acerca de Dios, por muy valiosos que sean, deben triturarse, extinguirse y morir, para convertirse en alimento interior, en luz transformadora y vivificadora.
El ateísmo es necesario, o por lo menos inevitable. En todo caso es una oportunidad para que los creyentes y
El ateísmo no es realmente lo contrario de la fe, sino el fin de una fe que no puede llegar a más…
Pensar así ¿es realmente injuriar a Dios? La injuria sería más bien no creer que Dios es también el creador de la noche… y que de la nada Él sigue haciendo grandes cosas.
Estamos pasando a una nueva forma de conocimiento.